En este encuentro las mujeres denunciaron la violencia de género en todos los ámbitos de la sociedad, los malos tratos y los asesinatos en el hogar, las violaciones, el acoso sexual, y la violencia en general hacia las mujeres, incluida la tortura y abusos sufridos por prisioneras políticas. Se eligió este día para no olvidar el asesinato de las hermanas Mirabal, tres activistas asesinadas en 1960 a manos de la policía secreta del dictador Trujillo, en la República Dominicana.
En el año 1999 la ONU dio carácter oficial a esta fecha. Las agresiones y asesinatos de mujeres aparecen a diario en los periódicos, son tan cotidianos que empiezan a asumirse como algo inevitable. Pero no hay nada de inevitable ni de fatal en la violencia de género y lo cierto es que persiste a pesar de la promulgación de la Ley de Integral de Prevención contra la Violencia de Género. Por ello se debe exigir a la sociedad en su conjunto que se tome en serio este problema y se implique para actuar de forma contundente para prevenirlo y atajarlo.
En el año 1999 la ONU dio carácter oficial a esta fecha. Las agresiones y asesinatos de mujeres aparecen a diario en los periódicos, son tan cotidianos que empiezan a asumirse como algo inevitable. Pero no hay nada de inevitable ni de fatal en la violencia de género y lo cierto es que persiste a pesar de la promulgación de la Ley de Integral de Prevención contra la Violencia de Género. Por ello se debe exigir a la sociedad en su conjunto que se tome en serio este problema y se implique para actuar de forma contundente para prevenirlo y atajarlo.
Pero hay que tener claro que la violencia de género no desaparecerá mientras no se acabe con la discriminación que las mujeres sufren en esta sociedad. La violencia de género existe porque existe una relación desigual entre hombres y mujeres. Hasta que las mujeres no dejen de ser ciudadanas de segunda clase no se acabará con este problema. Entrando en el siglo XXI, las mujeres siguen encabezando los porcentajes de pobreza, menor salario, precariedad laboral y bolsas de paro. Su presencia y representación en la vida pública, en los puestos de responsabilidad, sigue siendo minoritaria, incluso en los sectores donde son mujeres principalmente, las trabajadoras. Mientras que en el ámbito privado, el trabajo de las mujeres en el hogar sigue siendo invisible, e infravalorado.
La violencia de género tiene un objetivo claro, el de inferiorizar y atemorizar a las mujeres para ejercer sobre ellas un control férreo que afirme el poder patriarcal. Esta violencia consigue en muchos casos paralizarlas, destruir su autoestima y su capacidad de reacción. Es necesario romper este círculo, descubrir los mecanismos de opresión y acabar con ellos. Hay que impulsar un debate social profundo que cuestione todas las estructuras que reproducen y mantienen esta situación de discriminación de las mujeres.
Es, por tanto, un trabajo de transformación social, intenso y cotidiano, el que hay que realizar en todas y cada una de las esferas sociales, para que el 25 de noviembre deje de ser una fecha de necesaria reivindicación.